25 de agosto de 2024

La Casa Omega

Capítulo uno.


Las reglas de la manada son muy claras, de no ser cumplidas solo te queda la opción del destierro, y en el exilio no toca más que buscar como sobrevivir, encontrar la fuerza para poder cubrir todas las necesidades lejos del grupo, sin el respaldo y apoyo solo te queda esperar que la sed y el hambre no cumplan su cometido tan pronto. 
Teca sabía el costo de su error, el revelarse ante las reglas de la manada, retar al líder y perder sería el pase al desierto esa noche. Con el cuerpo herido de gravedad pensó que sólo aguantaría tres pasos y caería para esperar su muerte, para su sorpresa cuando miro atrás, ya había dejado la aldea varios metros, entonces se dispuso a buscar donde los cuervos le ayudaran a decir adiós a este sufrimiento. Teca cerró los ojos y dejo que la arena lo cubriera, cerró los ojos y lejos ahora sí pudo llorar. 
Se escuchaban voces, pero no podía abrir los ojos, sentía como movian partes de su cuerpo pero no ponía resistencia, Teca solo quería que los cuervos lo comieran rápido, pero notaba que ponían ungüentos sobre el, el aroma ya no era el mismo, el frío de la noche en el desierto no se percibía, al contrario escuchaba como la leña se consumía cerca de él, pero sus fuerzas todavía no regresaban, sintió una calma en todo su cuerpo y pensó que eso sería a lo mejor lo que llaman el regreso a la Luz. 
Al abrir los ojos vio a cuatro seres alrededor de él, uno de ellos gritó: - ¡Por fin despertó! ¡Ya despertó!. Sintió cómo movían los vendajes de su cuerpo, pero al tratar de incorporarse el dolor en el abdomen lo volvió a tirar.
- Descanse soldado por favor, aquí no tiene nada que hacer más que sanar. Ya después nos dirá en qué es bueno.
- Yo... Les agradezco.
Terminando esa frase volvió a cerrar los ojos, y ya no despertó hasta el siguiente día. 

Vuelve a despertar por el aroma del café, y ve de nuevo a una jirafa con una vianda.
- Buenos días su merced, soy Iturbide, cualquier cosa que necesite me puede indicar y le apoyo, en un momento terminaré de limpiarle sus heridas que ya están mejor que ni se ven, empiece a desayunar por favor.
- Gracias Iturbide, eres muy amable.
- Qué tal soldado, soy Ryota me da gusto verte bien.
- Ryota es un rinoceronte que lejos de ser amargado es el que nos cura y nos mima, perdón que meta, yo al igual que tú soy un lobo exiliado, mi nombre es Kasuto, y antes que me des tu nombre, te voy a terminar de presentar, está pantera se llama Akbal, es un buen tipo de pocas palabras pero buen tipo, ahora sí dinos quién eres y si gustas y puedes cuenta algo de ti.
- Gracias a todos, mi nombre es Teca, como ven, pues perdí y tenía que morir en el desierto, es la regla de la manada. Muchas gracias chicos de verdad por todo muchas gracias.
- Entiendo, y todos aquí somos o los exiliados o los olvidados, o simplemente la ley de la naturaleza nos tenía que dar de baja, pero nos aferramos y aquí estamos, así que bienvenido Teca, ya eres miembro de la Casa Omega.
Kasuto le retiro la vianda y se la paso a Iturbide para continuar hablando. 
- Como lobo te entiendo, al final así funciona la manada, es parte del famoso balance y regresar ya no puede ser opción. Aquí nosotros nos fuimos encontrando y sanando, muchos sino es que la mayoría se recuperan y se marchan, no los podemos obligar así que aquí estimado Teca, no es forzoso ni te debes sentir comprometido.
- De acuerdo Kasuto, por el momento como dices, no creo que deba regresar, así que dime en qué les puedo ayudar chicos. 

Capítulo dos 

Teca se incorporó al Club Omega, y cada día se emocionaba de ser parte de los "rescatistas del desierto" como el los llamaba. Y también crecía la administración y cariño por Kasuto, la atracción por él se había cada día más fuerte, pero ese sentimiento lo guardaba siempre, porque no quería romper la amistad que había entre los dos, se conformaba con mirarle.
Esa mañana Ryota le hablo con la fuerza que le caracteriza, dando un portazo de tras, y jalo a Teca para que se pusiera de pie.
- Soldado tiene cinco minutos para ponerse su equipo, debemos ir por hiervas para curaciones y comida para herbívoros, los cuervos me comentaron que hay más animales heridos y otros perdidos que debemos rescatar, Iturbide ya está preparando el espacio para recibir por lo menos hoy a cinco 
- Ryota si me das permiso, me estás pisando, y ya estoy casi listo, en menos de cinco salimos. 
- Perfecto muchacho te espero porque Kasuto y Akbal ya están en el rastreo.
Ese trabajo en equipo aceleraba la marcha del corazón de Teca, que por mucho tiempo no sentía ese motivo de ponerse de pie, por fin alguien necesitaba de él. También ver a Kasuto en acción le emocionaba. Así que se apresuró y salió con el rinoceronte a marchas forzadas, primero a buscar las hierbas para poder ir al rescate.
- Oye Ryota y porqué más especies desterradas.
- Soldado ¿No sabes?, bueno te pongo en contexto, parece ser que no son desterrados de sus mamadas, muchos salieron a buscar comida, otros se perdieron porque la ruta de migración fue modificada, dicen que hay unos seres como monos pero más erguidos y sin menos pelo que los están atacando, dicen que dominan el fuego y los están cazando, de hecho dicen que son imparables.
- ¿Y si nosotros los atacamos?
- Teca te digo que dominan el fuego, tienen además tácticas con equipos para caza, parecen salidos de otro planeta, no son como las especies que estamos acostumbrados, solo podemos rescatar a los que son como nosotros y nosotros resistir, como hasta ahora.
- Podríamos alertar a todos y prepararnos para sacarlos de nuestras tierras.
- Soldado hoy nos toca rescatar y en eso concéntrate, esta noche Teca, no todos van a sobrevivir, y debemos ser fuertes.
- Necesitaremos más apoyo, ¡Ahí están Kasuto y Akbal!
Ryota apresuró la marcha hasta estar llegar primero con sus otros compañeros, asegurando las hierbas y hongos que encontró con Teca.
- ¡Kasuto! ¡Akbal!, por fin los encontramos, ya tenemos todo para empezar los traslados, yo creo que Kasuto y yo podemos hacer un equipo y Akbal y Teca otro, para cubrir toda la zona.
- No te quiero quitar la ilusión compañero, pero no todos sobrevivieron ya, los monos raros regresaron para levantar a muchos seres con o sin vida, Akbal y yo nos tocó buscar un escondite para que no nos vieran.
- ¿Entonces nos vamos a quedar con los brazos cruzados? ¿No les daremos una lección? ¿Qué vamos a esperar a que nos maten a nosotros también?
- Tranquilo Teca, vamos a dar un último recorrido por hoy, y ya en la Casa Omega entre todos haremos un plan, ya sea para atacar o sobrevivir.

Capítulo tres 

En la Casa Omega estaban los cinco sentados, viendo de un lado para otro, pero los nervios y el miedo no les permitía hablar. Hasta que Teca se puso de pie.
- Compañeros sé que me falta mucho por aprender, pero tenemos que aceptar la realidad,  debemos aprovechar la oportunidad que los monos no son buenos para atacar en la noche, nosotros tenemos mejor visión nocturna.
- Pues solo seríamos Akbal, tu y yo y ellos nos superan en número.
- Si Kasuto, pero Ryota junto con Iturbide nos podrían apoyar desde un punto del desierto a esperarnos por si alguien resulta herido.
En ese momento Ryota se pone de pie e interrumpe el plan de Teca.
- ¡Soldado eso es muy arriesgado! Esta usted exponiendo a todos los elementos de la casa Omega.
- ¿Y si sólo vamos Teca y yo?, Akbal nos esperaría en un punto y avisaría de manera rápida si algo sale mal, solo iríamos dos lobos y les damos un susto, mientras duermen nos infiltramos y atacamos a las hembras y las crías, sólo unas cuantas y emprdemos la retirada, así los asustamos y se marcharán de nuestras tierras.
Teca admirando el porte de Kasuto, se mordía los labios tan solo de pensar en que los dos estarían juntos, pero el sabía que no podía externar el cariño que sentía por él, ya que los rechazados no podían anteponer sus sentimientos, o por lo menos esa era una de las reglas de la Casa Omega. Se rechazaba el amor entre los integrantes, ya que decían que si no sentían ese amor por sus respectivas manadas, eso los hace incapaces de sentir amor por alguien más,  lo que a Teca se le hacía absurdo, ya que al rescatar a los desterrados no había un acto de amor más puro.
- Teca nos vamos, ya va cayendo la noche y el camino a esa aldea es largo, Akbal nos vas siguiendo a distancia no hay que llamar la atención.
- Si Kasuto ya los sigo.
Y así los tres elementos emprendieron marcha a dicha aldea, Akbal con su pelaje obscuro se perdía en la noche, vigilante a los pasos de los dos lobos.
Kasuto y Teca entraron a la aldea, de forma sigilosa, pero hábil entraron a tres chozas para atacar a los críos de los supuestos simios. Pero en la tercera choza dos Simios los atacaron, los Omega tomaron la primera oportunidad para darse a la fuga pero Teca fue herido por una lanza en el pecho, Kasuto fue a su rescate pero lo hirieron con una daga, en ese momento pensó que todo estaba llegando al final cuando escuchó muchos gritos de las otras aldeas, los dos Simios salieron rápidamente. Kasuto se acercó por fin a Teca, quitando la lanza, hizo presión en la herida con las telas que encontró en la vivienda. 
- Teca quédate aquí, no te vayas.
- No te preocupes más, hicimos lo propio.
- Ya no hables, no hagas esfuerzos... Vamos a esperar los refuerzos.
- Solo quiero que sepas que te quiero... Yo te amo...
- ¡No, no cierres los ojos, no! Teca yo también te amo, no me dejes.
Minutos después apareció Akbal, Deprisa se acercó a Kasuto.
- Jefe tome esto para su herida, vamos a cargar a Teca, ahorita debemos de aprovechar que están todos en caos, dejé a algunas hembras heridas, es lo bueno de ser una sombra.
- Teca ya no está vivo, ya no está vivo.
- Su respiración es baja, por eso hay que darnos prisa para llevarlo con Ryota.

Final 

- Siento que esto ya lo había vivido... Ese aroma
- ¡Ya despertó!
- Hola Iturbide, ya te extrañaba.
- Y todos a ti, no te muevas ya viene Ryota y alguien que no durmió todos estos días por estar a tu lado.
- ¿Cómo?
- Bueno si dormía, pero a tu lado mi amor.
- ¿Kasuto? Pero...
- Pero nada, ya a todos les dije que se acabó esa regla absurda de no sentir amor, y aproveché para decirles que tú me amabas tanto como yo a ti...
Y en un beso profundo los dos lobos dieron inicio a una nueva etapa, lejos de cargar esa culpa de ser los desterrados, de sentirse indignos de recibir amor, de verse como los errores de la manada, reconocieron que en ellos y en todos los integrantes de La Casa Omega existe esa chispa de dar y recibir amor.

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