Lobo estás ahí

-..."Hay historias que se deben de contar, a pesar de que el entendimiento social sea severo y cruel,  pero si se deja de lado la moral,  se puede ser empático con los protagonistas...."

- Deja la pendejada Gómez y abre el expediente, ¿qué tenemos?

CAPITULO I.  LA PEQUEÑA HADA

- Entiendo oficial,  seré lo más breve y consistente en mi declaración, ¡YO NO MATE A MI PADRE!, soy una mujer creyente. No me condenaria de esa forma.
Padre me daba todo,  claro que sabía a que se dedicaba, todos entramos en este negocio oficial, hasta usted y no se haga que la virgen le habla. Soy su única hija, y siempre me acompañó en todos los momentos importantes de mi vida,  viajábamos siempre juntos desde que me casé, a Abraham le encantaba estar con Padre, aunque pues como todos los que trabajaban para él, pues le tenía miedo, al principio. Después poco a poco se fue convirtiendo en su mano derecha.
¿Cómo dice?, ¿que quién es Abraham?
Bueno oficial, la cosa está que el era un vendedor venido a más de la mercancía de Padre. Yo lo conocí de una forma muy chusca, porque su mamá es mi modista. De ahí que yo le echaba el ojo, el Abraham  la verdad nunca me volteaba a ver, él dice que porque me tenía mucho respeto, por ser la hija de su patrón.
Yo le extendí la invitación a mi graduación, desde esa noche no nós separemos.
Padre decía "mi pequeña hada se me casa". Así me decía mi padre "pequeña hada".
Y a todos lados íbamos en familia, padre nós incluía siempre, esta celebración de año nuevo no tendría porque ser diferente, pero pasaron muchas cosas, cuando llegué al rancho, entré a su oficina y vi su silla vacía.
Fui a buscar a Abraham al cuarto, pero solo vi su maleta.
Si oficial el se fue con padre una semana antes para arreglar negocios, madre y yo llegamos después, no se nós hizo raro porque no es la primera vez.
Abraham me había comentado que tenían problemas con entregas,  y por el territorio, algo así, pero Abraham me decía que Padre lo solucionaría en un par de días. Pero yo notaba que me escondía algo, que no estaba todo tan rosa como él me decía.
¿Yo sabia qué oficial?, mire hay cosas que yo no vÍ,  y si no lo vi,  pues no pasaron y ya está.
Abraham me ama y yo le puedo jurar,  que él no fue,  era su mano derecha, además había mucha gente entrando y saliendo del rancho, estaban todos preparando la casa para el festejo, la cena, las velas, las uvas, la casa estaba vuelta loca.
Yo entonces al no ver a Abraham me dispuse a arreglarme oficial, fue en la ducha cuando escuché los disparos...

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- "Haga pasar a la siguiente testigo Gómez, y limpie esas boronas del escritorio y de paso de su geta.

CAPITULO II.  LA REYNA MADRE

- Cuando llegué al rancho oficial yo sabía donde y con quién encontrar a mi marido. Por supuesto con ese Abraham, el marido de mi hija, sí oficial mi nombre es Reyna, Reyna Velazquez de López,  el de mi marido es Carlos López; ¿ya puedo continuar?
Carlos estaba obsesionado con ese fulano, lo llevaba a todos lados,  no era el único ni la primera vez.
¿Qué se lo tenía que decir a mi hija?  Si era necesario.
Pero no lo hice porque ya pobrecita, es difícil ser pariente de un traficante, siempre a escondidas, corriendo, con más de una identidad. Y se imagina oficial, el golpe que hubiera sido el enterarse que hasta tu matrimonio lo arreglo su padre para cumplir sus perversiones, eso no lo iba a permitir, pero bueno eso ya será tarea de ustedes.

Él se puso la soga al cuello, le dió muchos poderes a Abraham, y adicional ya sus enemigos de antaño,  en este círculo no se puede confiar ni en su propia sombra. Yo amaba a Carlos,  yo lo veía nervioso desde hace meses, no me decía pero yo lo notaba muy tenso, cuando me dijo que se iba unos días antes para arreglar lo de la fiesta de año nuevo, pensé que le caería bien pensar en otra cosa.
Así es oficial, se fue con él...

Son la justicia o no, ya llevamos varios días con esto,  ya no pienso declarar más,  eso ya lo arreglan con mis abogados, pero créame oficial, ya verán aquí quien es la víctima, Carlos no era ningún Santo.

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Pase al último testigo,  cierra la puerta y enciende la cámara, en ese orden Gómez y sin chistar que yo también ya me quiero ir.

CAPITULO III. El niño y el Lobo

- ¿De verdad quiere saberlo todo?,  pues ahí va,  yo a Don Carlos lo conozco desde que era muy morro,  como a eso de los doce, él me vió por el parque central donde jugaba 'fut', y ahí me trepo a la camioneta, me dijo que me enseñaría a entrar caballos, y pues la neta dije que sí, sin pensar en todos los riesgos que implicaría el ser de su gente.
Ese día no lo olvidaré jamás, por primate ves ví el rancho, esos jardines, la alberca, las caballerizas, los animales con ese pelo brilloso, y me dijo que por donde quería empezar, le dije que si podíamos nadar y él pues feliz,  ahí vi que Don Carlos me quería no solo para cuidar caballos. Creo que se puede imaginar que pasó, me marcó, yo sabía que ya no me podría salir de ahí, creo que un niño no debe jugar con lobos, yo salí perdiendo oficial, hice siempre lo que él dijo, por veintitrés años siempre fiel, hasta me case con su hija la loca, aguante las groserías de su mujer, y...
No se vale oficial, que te digan ya desaparece...
Me dijo que conoció otro niño, yo sabia que no era el primero, pero pensé que sería el último, sentí tanto odio, como nunca.
Si yo disparé, ahora si ya no hay que tener miedo, ya esta muerto ese lobo.