6 de abril de 2019

Danzón No. 2

La tarde del viernes en el parque central, ya se está convirtiendo en costumbre, la orquesta, la concurrencia, vendedores de algodones azucarados; la gente que sale de sus trabajos, abuelos, mujeres y niños; hay ciertos aires de libertad, era un hecho: LA CAIDA DEL BLOQUE.

Y ahí los dos, en ese intercambio de miradas, uno por admiración y el otro por intriga.
- ¿Le puedo ayudar en algo?, desde hace varios viernes noto su mirada fija en mí.
- Disculpe, bueno usted tiene una presencia de impacto, y al verle bailar me sentí cautivado. - se sonroja. - Me presentó soy...
- No hace falta Sr. Bastian Koffi, sé  quién es y a lo que se dedica, mostrador.
- Y usted cómo...
- Sé muchas cosas, de mucha gente de esta ciudad sino es que todos, lo irónico es que pocos saben algo de mí, y aprovecho mi turno para presentarme, soy Rhino Vasylchenko, trabajo en el mismo edificio que usted, solo que en el piso 14, haciendo todo y nada.
- Le he visto Sr. Vasylchenko, no quisiera me tomara por enfermo acosador, ¿me creería que lo veo con admiración? Y aunque no crea estos viernes que le he seguido, es solo para verle bailando, creo que de todos es el que más lo disfruta.
- Muchas gracias, le invito un trago, me siento halagado con esto, ¿tiene tiempo? No es muy lejos, es en un pequeño hostal que está en a unas cuadras.
- ¿Y la dama con la que baila es su esposa supongo? Tendría que acompañarnos. - Dijo con cierta molestia.
- No para nada, ella está aquí por el mismo motivo que todos, pero no creo que sea prudente interrumpir su baile, ya tiene pareja, yo no tengo familia y creo es lo más conveniente en estos tiempos.
- Siendo este el caso, vamos.

Y los dos se pusieron en camino al pequeño hostal donde se hospedaba Rhino, desde la caída del bloque lo había perdido todo, y se quedaba ahí, con el Sirio, un amigo de él desde la infancia, que era el dueño del lugar y le ofreció un cuarto al saber que estaba en la calle, también fue el que le consiguió ese empleo, que si bien no le hacía feliz por lo menos le daba para poder comer y subsistir,  pues eran tiempos difíciles.
- Hemos llegado estimado Sr. Koffi, este es mi pequeño hogar por mientras.
- Es mucho mejor que la mazmorra donde vivo, y no le veo motivo que sigamos hablándonos en tercera persona, dígame Bastian que no somos tan viejos para tratarnos así.
- Estoy de acuerdo con eso, Sirio buen día, te presento a un amigo, Bastian. ¿Nos puedes dar mesa y dos whiskys?
El famoso Sirio estaba en la barra limpiando copas, also la mirada y como respuesta solo levantó el pulgar.
- Ya sabes cuál es tu mesa Rhino, déjate de cosas y pasa, en un momento les hago llegar sus tragos, ya saben aquí la casa sabe como tratar a los clientes.
Ya instalados en la mesa los dos dejaron sus abrigos en un perchero que hallaron.
- Qué te sigo, ese Sirio dice que este es un hotel de lujo, solo dale por su lado, para él es el Hotel Plaza Morisco.
- Es un señor muy gracioso, ¿pero su nombre no es sirio o sí?
- No, es su apodo de toda la vida, tanto que ni él reacciona si lo llamas por nombre y apellido, sólo dile Sirio.
En ese momento llega el Sirio con los tragos a  interrumpir la plática.
- Así es muñeco, de mis datos personales no me queda más que los contratos, todos me han llamado así y así debe de ser, miren aquí están los tragos, que si quieren pueden terminarse la botella, en esta época de vacas flacas me harían un favor.

Los dos rieron y tomaron el primer trago, se quedaron un momento mirándose a los ojos, Rhino veía en él a esa juventud que sentía que ya había perdido, él fue un químico prestigioso durante la época del bloque, no tenía permiso de salir de sus laboratorios, mucho menos de bailar, para él solo existía el Régimen, muchas cosas que le fascinaban se fueron apagando con la rutina, como el cine, los amigos, y claro el baile.
Del otro lado de los ojos de Rhino estaba Bastian, contemplando la belleza de su acompañante, pensando en ese "mejor futuro" que le hablaba su madre, y que parecía simplemente no llegar. Tuvo que dejar la escuela y buscar en empleo, ya que su madre había caído enferma y era la única que traía el sustento a su casa. Cuando falleció el Régimen había caído, y él no tenía ya planes de retomar la escuela, que ya la habían destruido.
- Somos sobrevivientes Rhino, creo que es la conclusión de esta charla.
- Dos aves heridas Bastian, sino fuera por tu mirada tan penetrante a lo mejor no nos hubiéramos conocido.
- Yo diría que sí no fuera por su forma de bailar Danzón no nos hubiéramos conocido.
Los dos rieron, Rhino sacó un cigarrillo y pidió al Sirio que le diera la botella, la plática pintaba para largo.
- Extrañé por mucho tiempo escuchar música, bailar, yo creo que eso es lo que ves.
- Hay una pieza en especial que veo en tu cara algo de melancolía, como si te pesara escucharla.
- Danzón No. 2, era la favorita de mis padres, ellos fallecieron hace mucho en un accidente, pero cuando escucho esa melodía los veo, ahí los dos bailando entre la gente.
- ¡Rhino ve la hora! Tengo que irme yo vivo muy lejos y mañana tengo que ir a trabajar, gracias por todo, dime cuánto te coopero para la cuenta.
- ¿Si quieres te puedes quedar aquí conmigo? De la cuenta no te preocupes.

A partir de esa noche, pasaron más días de marzo, lo dos se hicieron novios, y hubo más tardes de Danzón en la plaza, los dos bailando, el Sirio no dijo nada y cobraba lo mismo por sus dos huéspedes, que si bien  no le arreglaban los problemas monetarios por lo menos le hacían compañía en el Hostal. Rhino sentía una dicha que le daba motivación para ir a trabajar y Bastian por fin sentía esa felicidad de la que tantos hablaban.

Pero una tarde Bastian no llegaba al Morisco, Rhino preocupado estaba en la barra con el Sirio, preocupados porque en la mañana encontraron una nota que habían dejado anónima, a la cual no le habían dado importancia, ya que ambos pensaron que era por los problemas fiscales del Sirio, en lla decía:
ES TIEMPO DE PAGAR TU DEUDA CON NOSOTROS

Pero la realidad iba un poco más allá, y Rhino lo sabía, en la radio se escuchaba los rumores del regreso del BLOQUE, y las fronteras cerradas,
- No puedo más Sirio, son estos hijos de puta que regresaron, y van a tomar la ciudad otra vez, tengo que salir a buscarlo.
- ¿Y a dónde querido? La ciudad está tomada por los nacionales, en dado caso que lo encuentren ellos lo van a tronar, ahorita ya todos somos enemigos de la República.
- Cállate y mejor espera aquí, yo voy para la calle, debo de correr ese riesgo tu cierra ya este hostal, no creo que llegue alguien.

Tomo su chaqueta y se dispuso a ir a las calles, caminando por los callejones encontró a Bastian semidesnudo, tirado e inconsciente, lo tomó en sus brazos y regresó al hostal, no había tardado más de dos horas y el Sirio no había cerrado.
- Mi Alma, Rhino ponlo en la barra voy por el alcohol, y por un médico.
- No hay tanto tiempo para un doctor Sirio, ve rápido por alcohol y gasas.
- Iré rápido como el viento, mira como lo golpearon peor que a Cristo.
Rhino llorando lo puso en la barra, estuvieron un rato ahí curando las heridas hasta que Bastian tomó conocimiento.
- Rhino mi amor.
- No te esfuerces Bas, mañana con calma cuentas todo, Sirio ayúdame a llevarlo a la recámara.

Al día siguiente el Sirio y Rhino estaban contemplando en la cama a Bastian, quien después de haber dormido tantas horas abrió los ojos.
- Rhino no te han hecho nada.
- Amor no, tu cómo estás, que te hicieron.
- Solo recuerdo que sentí un golpe muy fuerte cuando salí del almacén, después vi sombras y una luz en mi cara, escuché una voz como de mujer que decía "segundo set, duración de 2 minutos". Y ya no más. Después ya estaba aquí con ustedes.
Rhino tomó el brazo izquierdo de Bastian y vio la marca de una aguja.
- ¡Malditos te infectaron! - Dio un grito desgarrador, y lo tomó en sus brazos.
- ¿Qué está pasando?, sigo algo confundido.
- Amor mío te amo, tu eres lo único que me tiene de pie Bastian, te amo.
- Rhino cálmate aquí estoy no llores así, me parte el alma.
El Sirio tomó de los hombros a Rhino y lo separó.
- Dejemos descansar al muchacho que ya pasó por mucho, Rhino por favor cálmate, y mejor acompáñame a traer algo de comer.

Los dos salieron de la recámara, y cuando estuvieron a cierta distancia empezaron a platicar.
- Tu sabes que pasó Rhino, y no me digas que no que esa reacción fue más que contundente.
- Yo hacía experimentos para el Régimen, entre tantos un virus, el plan era soltar una pandemia, y después tener el control con la cura.
- Ay Dios, ¿y tienes la cura?
- No, coincidencia si lo quieres ver así, explotó la guerra civil, y cuando me di cuenta de sus planes les dije a los federales dónde estaba el laboratorio, a cambio de seguridad, y tomaron las instalaciones. No supe, pero ellos me habían confirmado que a todo le prendieron fuego, y ahora ya vez.
- Y ese virus ¿que hace?, ya se lo inyectaron a Bastian, qué  le espera.
- Sólo 12 horas desde la aplicación.
- Mi madre.
De repente escucharon un grito, era Bastian, cuando subieron a la recámara vieron como convulsionaba, sacaba espuma de la boca y en pocos instantes falleció. Rhino se fue a sus brazos llorando inconsolable.
- Perdóname mi amor, perdóname, yo no quería que esto pasara. Todo esto es culpa mía amor perdóname.
- Sácalo Vasylchenko, sólo que no tenemos tiempo, yo no te comenté nada porque no aparecía Bastian, pero pues ya, mañana embargan el Hotel, no pude pagar la deuda, pero de que sirve, si ya están tomando la ciudad, la duda queda, ¿qué jodidos hacemos con el cuerpo.
- Sirio dame solo dos minutos por favor.
Se quedaron en silencio por unos instantes cuando...
- Ten toma, te vas al parque central, y en el viejo edificio del síndico buscas a este teniente, le vas a decir que tu eres Rhino Vasylchenko, que ya llegó la hora de cobrar la vieja deuda, no dirás más, ellos ya saben que está esa instrucción, te sacarán de la ciudad y te darán un maletín con dinero, lo suficiente para que te puedas instalar. Mientras yo me deshago de todo esto.
- Pero colega eso es absurdo que yo facciones de Ucrania no tengo ni una uña, ¿de qué crees que me digan el Sirio?, no seas absurdo.
- Te dije que nadie te va a cuestionar, son militares no agentes de inteligencia, solo siguen órdenes, y los altos mandos con todo esto no van a ir a saludarte de mano.
- Ándale pues, ¿y qué vas a hacer tu?
- Tu sigue mis instrucciones Sirio, y de verdad tómalo como pago de todos los favores que me hiciste.
- Amigo no te puedo dejar aquí.
- Sirio haz lo que te dije por favor, yo me voy a quedar con Bastian, se lo debo.
Cuando el Sirio salió del Hostal, Rhino se asegurarse que las puertas estaban cerradas con llave, se dirigió hasta las calderas y abrió todas las llaves de gas, en la cocina las parrillas, cerró las ventanas y fue regando alcohol por todo el bar, prendió un cerillo y prendió la barra donde hace horas había puesto a Bastian.  Se dirigió al cuarto donde se hospedaba y se recostó a lado del hombre que alguna vez lo acompañó a bailar, que le habia regresado la ilusión de sentirse amado y que había sido asesinado con su propia invención. 
El Hostal no tardó mucho en consumirse pero no era el único edificio en llamas.

Pasaron meses de lucha, pero los nacionales por fin recuperaron la ciudad, poco a poco se retomaba la calma y la paz, en el parque central sonó de nuevo la orquesta los viernes, otra coincidencia de esas raras en esta historia, es que no se volvió a escuchar Danzón No. 2

1 comentario:

  1. Cuando llega la esperanza del amor, puede que a la vuelta de la esquina está la amenaza de la guerra.

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