Río Blanco, Ver., 1907.- Edelmiro corría desesperado para avisarle al administrador
de la fábrica, tenía miedo que sus compañeros obreros fueran a buscarlo para golpearlo o quemar su casa, el corría con todas sus fuerzas. El podía observar que la gente caminaba en dirección a la fábrica, lo que le hacía pensar que estaba ganando tiempo.
Llegó y tocó a puños la puerta gritando, la señora del servicio le abrió desconcertada.
- ¿Don Edelmiro que pasa?
- Están tomando la fábrica, avísale a tu patrón, corre mujer!
- Están tomando la fábrica, avísale a tu patrón, corre mujer!
La señora dejo la puerta abierta y fue a buscar a Mauricio, que había llegado la noche anterior pasado de copas y estaba todavía acostado. Edelmiro paso a la casa sin permiso por la urgencia e importancia de la noticia que traía consigo.
- Mauricio levántate por el amor de Dios, los obreros ya están amotinados en la fábrica.
- Pus tu eres el capataz carajo! - respondía tallando los ojos y tratando de buscar una camisa.
- Si pero esto ya se me salió de las manos, todos estamos "encanijados" con lo que está pasando, y la verdad hasta yo quisiera unirme. Pero vine a decirte que esto ya no lo van a parar y se va a poner de balazos y detenidos, están también tomando a los patrones como rehenes y tu eres el administrador.
- No me jodas! Pero entonces ya tienes un plan por lo que veo.
- Mira anoche quería decírtelo pero entre la música de la cantina y el sentimiento del tequila nos perdimos, la cosa es que ya nos ganó el tiempo, debemos de salir ahorita a tomar el primer tren, nos alejamos de Río Blanco en lo que regresa el orden.
- Pus tu eres el capataz carajo! - respondía tallando los ojos y tratando de buscar una camisa.
- Si pero esto ya se me salió de las manos, todos estamos "encanijados" con lo que está pasando, y la verdad hasta yo quisiera unirme. Pero vine a decirte que esto ya no lo van a parar y se va a poner de balazos y detenidos, están también tomando a los patrones como rehenes y tu eres el administrador.
- No me jodas! Pero entonces ya tienes un plan por lo que veo.
- Mira anoche quería decírtelo pero entre la música de la cantina y el sentimiento del tequila nos perdimos, la cosa es que ya nos ganó el tiempo, debemos de salir ahorita a tomar el primer tren, nos alejamos de Río Blanco en lo que regresa el orden.
Mauricio tomo lo que pudo y lo echo una maleta, un poco de ropa, papeles, dinero, y una pistola. Salieron en dirección a la estación y vieron que la zona estaba vacía, ya era un pueblo fantasma, deducía que todos estaban en la fábrica o encerrados poniéndose a salvo, a lo lejos escuchaba gritos y disparos, entonces empezó a acelerar la marcha.
Llegaron a la estación y por suerte estaba a punto de salir el tren, ya en el vagón los dos se tomaron de las manos, estaban temblando y agotados.
- ¿Que piensas? - pregunto Mauricio.
- No sé, siento que debí quedarme con ellos, creo que es lógica y válida la causa.
- Si pendejo para que te agarren y te metan a la cárcel o de menos te den plomo, tú sabes que con Don Porfirio no se juega.
- Pero ni modo que también dejemos nuestras casas a su suerte, también me llevo el pendiente.
- Mira lleguemos por lo menos a Orizaba, buscamos a tus tíos y que nos presten un cuartito en lo que vemos cómo regresar y vemos cómo quedó todo. Mira estamos juntos, yo no te suelto pero tú no te sueltes.
- No sé, siento que debí quedarme con ellos, creo que es lógica y válida la causa.
- Si pendejo para que te agarren y te metan a la cárcel o de menos te den plomo, tú sabes que con Don Porfirio no se juega.
- Pero ni modo que también dejemos nuestras casas a su suerte, también me llevo el pendiente.
- Mira lleguemos por lo menos a Orizaba, buscamos a tus tíos y que nos presten un cuartito en lo que vemos cómo regresar y vemos cómo quedó todo. Mira estamos juntos, yo no te suelto pero tú no te sueltes.
Mauricio tenía un sentimiento en el pecho, sentía que Edelmiro se podía ir de su lado para regresar, no lo sentía tan decidido como él de esconderse por un rato.
Y como era el plan llegaron a Orizaba y se instalaron, los dos en un pequeño cuarto, Edelmiro fue el primero en acercarse y le acarició la mejilla.
- Sabes que te amo - dijo Edelmiro.
- Y también que estás bien pinche loco.
- ¿Nunca pensaste que el capataz se iba a conquistar al administrador, verdad?
- Abusar de un pobre viudo no es algo heroico sabes cabron, tomaste esa ventaja de que yo llevaba tiempo sin mujer.
- Y también que estás bien pinche loco.
- ¿Nunca pensaste que el capataz se iba a conquistar al administrador, verdad?
- Abusar de un pobre viudo no es algo heroico sabes cabron, tomaste esa ventaja de que yo llevaba tiempo sin mujer.
Se empezaron a reír y después se dieron un abrazo, un fuerte y prolongado abrazo, que llevaba todos los recuerdos de tiempos que fueron mejores, y el miedo a los que venían y no se veían nada agradables.
- Edelmiro se lo importante y lo identificado que estás con el movimiento, sé que hay rebeldes que se están organizando para un gran movimiento, no creas que una manifestación o tomar una fábrica solamente, se que se está preparando una verdadera revolución.
- Y entonces...
- entonces vamos, pero los dos juntos, como te lo dije en el tren, no te soltaré.
- Y entonces...
- entonces vamos, pero los dos juntos, como te lo dije en el tren, no te soltaré.
Y la revolución llegó en pocos años pero la historia no les hizo justicia, porque a pesar que regresaron a Río Blanco vieron el retrato en vivo del infierno. De sus casas no quedaba mucho, decidieron seguir el movimiento, y aunque trataban de seguir juntos el primero en caer fue Edelmiro, Mauricio pudo escapar y se dirigió al norte pero el tren ya no llegó.
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