Sueño de amor de Franz Liszt.
En algún teatro de la Ciudad.- Entré al concierto de forma muy segura, quería estar en primera fila, y que me viera, que vea lo importante que era para mí su primer concierto, que a pesar que tenía mucho tiempo de no tener noticias suyas, yo le seguía cada paso, que estaba atento a cada uno de sus movimientos.
Me arregle mi faja junto con el moño, quería que mi frac luciera impecable, confiaba en mi apariencia, me sentía tan importante, tan poderoso, estaba a la altura de ser el amante del pianista. Y ahí estaba sentado, esperando a que saliera el hombre que había partido en dos mi vida. Tenía ya un recuerdo muy vago de él, de su mirada, de sus brazos, de su olor, de su intimidad. Y el tiempo había hecho su parte, yo ya había pagado la factura de lo nuestro... pero cuando un platillo nos gusta siempre queremos más.
Entonces acompañado de aplausos de un teatro con lleno completo, salió. Las luces lo enfocaron por unos instantes, él miró al público sin detenerse, pero llegó a mi, sentí un escalofrío en todo el cuerpo, era otra persona, ya no era aquel que me atrapó con su ternura, había algo de odio en su mirada, algo era un hecho, ya no eramos los mismos. Y las luces se apagaron, ya solo enfocaban al hermoso piano.
Inició el concierto, cada pieza tan bien ejecutada eran una belleza, yo cerré los ojos y me dediqué sólo a escuchar y deleitarme con tanta belleza, ya había llegado muy lejos para quedarme con un mal recuerdo, preferí poner mi mente en otra cosa y no estacionarme en su mirada. Yo sabía que había sus riesgos estar cara a cara, pero estábamos tan lejos uno de otro que no podía dar por hecho que ese sería el final, así.
Se prendieron algunas luces y él se puso de pie, había llegado el momento para su discurso, me incorporé en el asiento y le puse toda la atención que se requiere o la que yo podía poner, la verdad tenía más cosas que decirle que las que podía escuchar. Dio las gracias y regresó al piano y me seguía viendo, pero de forma distinta, ya había algo de ternura, jamás agaché la mirada, Solo nos mirábamos, como si nade estuviera, cuando inició esa pieza lo entendí, era para mí, sabía lo mucho que me gustaba,era de Franz Liszt.
Las pocas veces que hicimos el amor estaba esa canción. No pude contener el recuerdo y lo tuve que acompañar con mis lágrimas.
Si esa era nuestra canción quería disfrutarla, y el concierto siguió, con la luz sólo en el piano, me volví a quedar con los ojos cerrados pensando en nuestro sueño de amor, bueno en mi sueño. Ya tenía el plan perfecto, Ya en la recepción me acercaría y por fin podríamos hablar, ¿qué fue lo que nos pasó?
Veía tan cerca y tan lejos, como si estuviera poseído por el piano. No me percaté cuando el público estaba de pie con los aplausos, señal del gran final. Y ahí estaba él, tan bello, tan imponente, haciendo las reverencias pasa el agradecimiento, aplaudí un momento y busqué la salida, quería estar en un buen lugar en la recepción.
Me encontraba por las escaleras principales, con un martini en la mano, cuando lo pude enfocar, me dirigí rápido a donde se encontraba, estaba en un círculo como agradeciendo y esperé mi turno. Cuando por fin vi la oportunidad, le comenté rápido si podíamos hablar, la contestación fue seca rotunda, un NO.
Como golpe en los intestinos, me quede helado. ya no había más. Las piernas tardaron en reaccionar pero me llevaron a la salida principal, con la cabeza abajo me dispuse a buscar un taxi, la noche ya había caído, no entendí nada, me faltaba el aire, el frío hacía mis huesos más torpes.... cuando escuché un grito con mi nombre...
-Ulises espera!!!
Era él mi pianista, sudado, nervioso, y con la misma mirada llena de cólera. Ahí desperté....
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