La noticia de un suicidio anunciado en Facebook me hizo pensar sobre los límites que tiene la tristeza o la depresión, y cómo es tan fácil dejarse llevar por estos sentimientos, que tan fácil es alimentarlos con pensamientos destructivos y que fácil es dejarse hundir por estas sombras
Yo lo viví, de hecho la lucha sigue, igual tengo uno o dos actos suicidas en mi historia que terminaron en un rotundo fracaso claro.
No quiero ser tendencioso y mucho menos quedar como héroe que no soy ni seré. No soy ni ejemplo ni punta de lanza para nadie. Repito como en otros blogs, este es mi espacio y escribo para mí.
Cuando sentía una tristeza inmensa, que combinada con violencia y adicciones, ese pensamiento llegaba con frecuencia: ¿Y si desaparezco?
Muchos dicen que es una cobardía, que una falta de respeto a Dios, pero qué! Al final es como un asesinato o un grito, es un acto como respuesta de sentirnos acorralados.
Tuve que vivirlo y superarlo, enfrentarlo, adoptar y depurar todo los motivos. Ahora me conformo con no contestar el teléfono, es mi técnica para desaparecer. Pero al leer la nota pensé: pude haber sido yo.
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