Sin embargo me voy más allá esta ocasión y empiezo a notar
unas características que muchos ya veían en el personaje, pero yo
definitivamente no alcanzaba. Frodo, un Hobbit, con una vida tranquila en su
comarca, sin problemas, debe tomar una responsabilidad enorme de destruir un
anillo, al principio no es de todo su agrado pero con los momentos que se están
presentando debe actuar sin más ni más. Es el personaje que no tiene poderes,
no tiene experiencia en la milicia o en batallas épicas, no tiene la gran estatura
ni físico corpulento por su misma naturaleza de Hobbit, y aun así toma el
riesgo de decir: Yo lo hago.
Lo veo como una proyección que todos podemos ser ese Hobbit
arriesgado y tomar la responsabilidad de destruir ese anillo que representa esa
maldad, negatividad, pesimismo y otras características que nos encadena y
limita como seres humanos.
Me siento como el Hobbit Frodo, cuando tomé el camino a
la ciudad de México, de Tlaxcala un estado pequeño sin complicaciones (mi
pequeña comarca), decido emprender mi viaje para encontrarme conmigo mismo, con
mi propio sueño de hacer mi vida, y mejorar mis condiciones laborales, si
efectivamente el cambio de residencia era matar tres pájaros de un tiro, pero
claro hasta la fecha me encuentro luchando todavía con las fuerzas negativas
de ese anillo que es mi proyecto de vida, con la pereza, falta de comprensión y
empatía, y debo de destruirlo, porque puedo hacer más por mí, y sé que
destruyendo ese anillo negativo, podré ayudar a mis amados y seres queridos,
como al final lo hace Frodo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario